Ante una sociedad negativa igual se puede

Por naturaleza soy una persona analítica, que no es lo mismo que ser juez. Cada situación que vivo la asocio a alguna enseñanza, una lección de vida que me puede ayudar  en el presente y el futuro. Un amigo mío me dijo una vez: “La persona inteligente aprende de los errores  propios, la persona sabia aprende de los errores de los demás”.  Cada conversación; salvo que sea de la vida ajena, trae grandes beneficios, el estar en contacto con personas que piensan diferente a vos, tu espectro se agranda. Yo soy cristiano, tengo convicciones claras de mi relación con Dios y lo que Él significa para mi vida, pero si tengo miedo a relacionarme con los demás porque piensan diferente significa que no estoy tan seguro y mis convicciones no son tan firmes como lo creo. Discutir con personas de otros credos; dentro de un marco de respeto llega a ser muy edificante, no necesariamente tenés que darle la razón ni pretender que se convierta a vos, ese no es nuestro trabajo.  Lo malo es cuando las personas comienzan a gritar, a insultar, a agredir, por el simple hecho de que no estás de acuerdo con ellas.

Ignorancia: -Vivimos en un tiempo en el que la sociedad ha perdido valores, hay mucha desinformación que se da como verdad absoluta, y por ser un mundo globalizado, hoy cualquier noticia falsa en internet  se da como una verdad absoluta, ya no se acude a la fuente; como nos han enseñado. La prensa amarillista, los medios de comunicación desesperados por las primicias, tiran “bombas” y luego corroboran que sea cierto. Flechan la cancha bajo una máscara de “objetividad” que es justamente de lo que carecen, entonces, el lector poco analítico, recibe esa noticia como cierta y se encarga de esparcirla por todos lados no midiendo el impacto que hoy puede tener. ¿Podemos creer todo lo que los diarios dicen?¿Son acaso los noticieros objetivos o hay intereses creados? ¿Existirá algún político interesado realmente por la sociedad?...bueno, no hace falta responder esa última pregunta, aunque conozco un par.

Vox Populi: Hoy mientras trabajaba escuchaba conversaciones de gente que se detiene en la calle a hablar y mientras limpiaba los vidrios; obligado a soportar dichas conversaciones, llegaba a la conclusión de que SOMOS UNA SOCIEDAD NEGATIVA; nos han hecho creer que no se puede, y si ven que lo intentas sos el blanco perfecto para la crítica.

Nos quejamos de la inseguridad, pedimos la cabeza de los políticos que no hacen nada al respecto. Juntan firmas para bajar la edad de imputabilidad; vemos los efectos devastadores de la droga en la juventud. Sin embargo, hoy estaba Luis; un joven de REMAR (Institución que trabaja en rehabilitación de jóvenes adictos a las drogas), vendiendo almanaques a $20. La gente lo rechazaba con desprecio, daban ganas de parar a las “señoras” y decirle: Mal educada, ¿no se da cuenta que no le está robando, que no está delinquiendo ni pidiendo dinero para drogarse? ¿Qué es lo que queremos? ¿Deseamos realmente abrir una fosa y matarlos a todos porque están perdidos? Ya sé lo que me van a decir muchos: -La gente no cambia, esos ya están perdidos, merecen morir. Es verdad que no son todos los que cambian y es indignante ver cómo crece la delincuencia con total impunidad, y hasta ver que los gobiernos los consienten, ¿pero pagarán todos por esos? ¿Son todos los policías corruptos? ¿Son todos los pastores unos chantas? ¿Son todos los pobres ladrones? ¿Son todos los hombres iguales? ¡Cómo nos gusta generalizar y estigmatizar a la gente!

Comunidades Beraca:  En la navidad me invitaron a predicar a la iglesia Misión Vida. Es conocido que en el Uruguay es la iglesia con el trabajo más fuerte en la sociedad a través de las comunidades “Beraca”. En Salto son 3 las comunidades y van en crecimiento, una de ellas es para varones que se están rehabilitando de su adicción a las drogas, otra de mujeres y otra de madres solteras. El tema es que fue maravilloso escuchar los testimonios de la juventud; esa que está perdida según la sociedad, decir que era la primera navidad que disfrutaban, sin necesidad de estar intoxicados, drogados, alcoholizados y hasta en familia. Algo tan “sencillo” tal vez que tomamos como algo normal, para ellos era la primera vez que se sentían vivos. Más allá de que si crees en Dios o no, ¿No es maravilloso ver que una persona que se sentía muerta se sienta viva? Nos sentamos cómodamente a criticar a las personas que trabajan con esos chicos porque salen a vender trapos de piso, pastelitos o almanaques  y te roban 2 minutos de tu tiempo porque no estamos acostumbrados a que alguien haga algo y si hace, creemos adivinar las intenciones que hay detrás de un trabajo.  Desde hace 6 años les damos de comer a mas de 80 niños todos los sábados, JAMÁS un político nos dio un kilo de papas para la comida, NO TENEMOS el respaldo de ningún empresario y, es más, no ganamos UN PESO por hacer ese trabajo. Y si un día hacemos una venta para sustentar el proyecto; dije venta, no pedir, nos critican porque vendemos un producto pensando que es para ganancias personales. ¿Acaso te preguntás que hace el almacenero con la plata que gana con lo que le comprás? ¿Te preguntás que hacen las casas de celulares, electrodomésticos, etc con las ganancias que sacan de tu consumismo excesivo? Por supuesto que no! A vos solo te interesa que te de un servicio, si te vendo un pastelito, un pancho o un trapo de piso, te estoy ofreciendo un servicio, si no vas a ayudar voluntariamente, se te ofrece un servicio a cambio de tu ayuda, es así de simple.

CONCLUSIÓN: Vuelvo y repito, pedimos la cabeza de los ministros, somos tan negativos que no creemos que haya gente que ayude desinteresadamente. ¿Existen mercaderes enmascarados bajo la religión? Por supuesto que sí. ¿Existen religiones hechas con el fin de quitarle dinero a la gente? Claro que sí. ¿Existen personas amantes de las ganancias deshonestas? Pululan.

Pero no por eso voy a dejar de creer que eso pueda cambiar, y como sé que pretender que todo el mundo cambie es una utopía, pretenderé que todo el mundo que me rodea pueda ser afectado por lo que yo tenga para darles. 

Oscar Darío Díaz