Pucha que la extraño!!!

Bendita la capacidad de comprender que todo es una cuestión de tiempo
Y que lo eterno muchas veces se hace esperar
Bendita la esperanza de que algún día nos volveremos a encontrar
y benditas aquellas horas que pudimos disfrutar.

Siempre supe que algún día esto iba a llegar
Pero me ha jugado en contra la costumbre de verte siempre acá.
Creí que nunca te irías, que nunca partirías
Que tus canas solo mostraban las experiencias vividas.

Cuantas veces pelee contra ese reloj
sabiendo que las agujas solo hacia adelante van
que llegaría el día que las quisiera retrasar
y aunque fuera unos segundos volverte a abrazar. 

No maldigo tu partida, ni me enojo con Dios
Bendigo la fortuna de haberte disfrutado
Casi un siglo viviste, las cosas que habrás pasado!
Y quisiera escuchar por centésima oportunidad
La vez que en tren a Salto has viajado.

No es mi intención rimar los sentimientos que hoy me envuelven. Quiero homenajearla por todo lo que me ha dado. Mi abuela parecía eterna, desde que tengo memoria pintaba canas y un mes antes de su partida la llevaba de mi brazo, acompañándola a la casa porque no había forma de que se quedara quieta. Tampoco pretendo ser sensiblero; quienes me conocen saben que me he guardado estos casi diez meses el dolor de la primer gran pérdida que tuvo nuestra familia. Se que es parte de la vida despedir a nuestros abuelos. Ella es la única que tuve y puedo decir ¡que la he disfrutado! Hoy la extraño, hace semanas que estoy ahogado, y como soy un ser humano, me permito esta licencia de expresarme como sé, como me sale....escribiendo...llorando. Un mes antes de su partida grabé un video de ella conmigo caminando, sabía que ese recuerdo quería dejarlo grabado, tal vez me lo imaginaba, tal vez me lo esperaba, pero claro, es un video que muestra tan solo una parte de su esencia. Un video que tal vez se pueda borrar, se pueda archivar, pero quien podrá borrar las marcas que en el alma están. Cada vez que la veía me hablaba de sus viajes en tren, me preguntaba si los ceibos en Salto seguían en pie. Son muchísimos los recuerdos, me cuesta recordar algo malo, nos ha malenseñado a mas no poder. Hoy quiero dejar en estas líneas el recuerdo de Aida, la abue, pero no lo hago con tristeza, sino con el agradecimiento de poder contar que durante 30 años de mi vida la pude disfrutar. Necesitaba este desahogo, este recuerdo.
Tengo la paz de no haberme quedado atragantado, que en vida le dije siempre cuanto la amo, que siempre que tuve la oportunidad la he disfrutado. Agradecido de haber llegado a su último día, haberla mirado, que Dios me haya dado la oportunidad de junto a ella haber orado. 
Mi abuela se llamaba Alaídes, pocos lo saben, para muchos era Aída, era "la abue", "la abuelita", y para muchos era "la abuela del barrio". Nació en 1914, un 23 de julio, partió en el 2012, un 25 de junio. Se fue con paz, de un dia para el otro, sin sufrir, simplemente su corazón dejó de latir. Dejó un legado en nosotros. Fue una persona solidaria, "mano abierta" e hincha de Peñarol. Vivió casi 98 años con una lucidez que creo que será difícil de ver en personas de nuevas generaciones posteriores a la de ella.

Oskar Darío-

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