Noemí, no Mara

En estos días Dios ha tratado conmigo haciéndome ver la vida de Noemí y me dio juntamente con eso una promesa. Resulta que ésta mujer volvió a su tierra de la cual se había ido por necesidad y su retorno fue por la misma razón. Sus vecinos se alegraban por su retorno, pero ella pedía que no celebraran ni le llamaran más Noemí; que traducido es "dulzura", llámenme Mara (amargura), replicaba ella. Sus intenciones eran las de retornar sola y abandonarse a la muerte. Ahora, quien la estaba dirigiendo en silencio, tenía planes más altos, pensamientos de paz para ella. Rut, su nuera, también viuda y extranjera le promete fidelidad incondicional “a dondequiera que vayas iré yo, tu pueblo será mi pueblo, tu Dios será mi Dios". Ésta joven, servidora de Dios le dio un nieto que fue de consuelo a Noemí y alegró sus días, habitando en su antiguo hogar, recuperando sus tierras y prosperando, ese nieto se llamó Obed y fue el abuelo nada menos que del rey David, de cuyo linaje nacer...