Mi cumpleaños!

Era de madrugada, venía de hablar con mi amiga Nataly, con la que estaba todo mas que bien hasta que empezó a hablar de esas cosas de religión, esas cosas de Dios, ja, si Él existiera no habrían pobres, enfermos, injusticias, etc, etc. Pero esa noche fue diferente, y llegué a casa con deseos de leer ese libro que tenía que tenía archivado, debajo de una pila de libros, que para mí eran importantes. ¿por qué no lo he tirado aún? Su presencia me incomoda, no estoy dispuesto a dejar uno de los símbolos que en mi adolescencia es como un signo de rebeldía, decir soy ateo es de revolucionario, ni loco iría a una iglesia, y menos hablar con ese Dios del que me hablan. Pero ahí estaba, ese insignificante librito azul cuyo título decía Ríos de agua viva, y una dedicatoria que me despertaba cierta lástima por los ignorantes cristianos. Decía: 'Que puedas hallar la verdad', ¿que verdad? Yo la tengo clara, Dios es para los débiles. Pero ahí estoy, en plena madrugada, leyéndolo. Me lo había regalado Alba, otra cristianita densa que me hablaba del amor de su Dios y creía que yo debía encontrar la verdad (? Yo le había pedido una biblia, para ayudarle a darse cuenta de que su Dios era una farsa, y como mis amigos me decían que la biblia se contradecía, ese era mi caballito de batalla, aunque nunca la habia leído,y ahora quería ayudar a los cristianos a ver dichas contradicciones. Ese insignificante pero incómodo librito, contenía una parte del nuevo testamento, decía evangelio según s. Juan. Empecé, y ya no me sentía tan incómodo, ahí en mi cuarto, donde nadie me veía, era yo, sin apariencias, sin sonrisas falsas, sin el personaje "rebelde" que se mojaba el pelo para "peludear" con el peyote asesino en el patio de casa a plena luz del día, no, en mi cuarto, era yo, escuchaba tango, música clásica y ni hablar de la romántica! Capítulo 2, "Las Bodas de Caná " ¿Que me pasa? Ma sí, voy a hablar con Dios. - Mirá, hasta ahora no he creído en vos, pero te necesito y ahora mientras leo, me doy cuenta de que sos real, te pido perdón y te prometo que a partir de mañana empiezo a ir a la iglesia y no me alejo nunca más... Silencio.... Pero no cualquier silencio, venía en compañía de paz, ni un ladrido de perro, simplemente paz... Te he pedido tantas cosas que creía necesitar y me respondes ¿con paz? No la conocía de esta manera, hasta ahora había sido una paz circunstancial, perecedera, pero ahora me esta inundando, no la entiendo, pero ¡me hace sentir tan bien! Eso era lo que necesitaba, a pesar de mis 17 años de edad, estaba perdiendo la alegría, la motivación de vivir, todo se estaba tornando tan oscuro, ¿y ahora venís a iluminarlo todo? Mis ojos se cierran, la sonrisa no desaparece, la paz permanece, ya es 26 de setiembre, año 1999, domingo, se que cuando abra mis ojos el sol habrá salido, aunque en esta madrugada amaneció en mi corazón, pero cuando vuelva a abrir mis ojos cumpliré mi promesa. Y allí estaba, en torno a las 18 horas, entrando a un "templo evangélico", en puntas de pie, sentándome en el fondo, con el pelo hacia adelante para que no vieran mi rostro, mezcla de vergüenza y tantos otros sentimientos, pero no incomodidad, y la paz, esa paz hermosa seguía acariciando mi pecho. Así empezó ésta aventura de ser seguidor de Jesús, una pequeña chispa incendió el bosque de las dudas, de la depre, de la incredulidad. Ahora era un débil que le entregó su vida al Cristo que hasta ayer no era real y hoy no le podían negar su existencia porque la evidencia era más que fuerte, más que real. Han pasado 17 años, me he casado con la mujer de mi vida, hemos pasado momentos difíciles, he tomado decisiones equivocadas, y vivido momentos complicados, pero Él no me ha abandonado, y esa paz no ha expirado, sigue vigente. Tengo una familia, 2 hijos hermosos, tengo un presente y un futuro, tengo a Cristo en mi vida, y no me avergüenzo de decir que soy un seguidor de Jesús, más allá de un cargo dentro de un templo, dentro de mis imperfecciones busco hacer su voluntad. Me siento amado, me siento bendecido, se que he sido perdonado. Hoy no pertenezco a una religión, le pertenezco a Jesús, no lo merecí, pero lo recibí, es el mejor regalo que el ser humano puede atesorar jamás. Soy agradecido y por eso testifico. Gracias Jesús por darme una nueva vida. 

Oskar Darío

Comentarios

Entradas populares de este blog

Perdón solo se le pide a Dios

Lo que Juan dice de Pedro

Cuando allá se pase lista. ( Por Oskar Darío)