Oskar Darío

No hay mucho para agregar a los hechos de violencia que ha ocupado las portadas de los diarios el fin de semana, cuando delincuentes con camisetas de fútbol ganaron una batalla más.  Lo último que voy a decir sobre el tema. Me parece tan violento como los hechos, el que estén compitiendo a quien es más violento, sáquense la camiseta y miremos un poco más allá del fútbol, da tristeza, porque esto no es un problema que surge de un clásico, sino a partir de lo que hemos permitido e inculcado como sociedad. Mientras pasaban estas cosas, otros estaban de congreso aprobando una futura reforma constitucional, para, entre otras cosas, "modernizar el modelo de fam ilia", todos sabemos lo que ésto significa, matar una institución que es la que puede contener a las próximas generaciones. Mientras tengamos planes a corto plazo, demagógicos y buscadores de votos, ésto no se arregla suspendiendo actividades como el fútbol, si se termina el fútbol, se irán al basket y así sucesivamente. ...

En el tiempo donde no existía la fotografía, los pintores necesitaban que la persona u objeto se mantuviera fijo en un lugar con el fin de poder tenerla a la vista y su representación sea lo más fiel posible. Entonces, el éxito de la obra dependía del talento del artista y de la colaboración de su "musa". ¡Qué proceso tedioso sería!; pensaremos cualquiera de nuestra generación, acostumbrados a lo rápido, a la fotografía instantánea; donde no acaba de disparar y ya está en snapchat o instagram vista por el tío Cholo que se fue hace 10 años a Kuala Lumpur. Y hemos hecho de lo instantáneo una filosofía de vida; queremos que en todo trámite que hacemos nos claven el visto, y de ser posible ¡nos respondan! Es fácil hablar de procesos cuando estamos en la cima de la montaña, pero para llegar ahí los tuvimos que pasar. Tuvimos que atravesar los valles, mojar nuestros pies en los ríos, soportar el agobiante calor o el intenso frío, y nada de eso ocurrió en vano, sino que dejó un...

¿Qué nos está pasando? Un tono melodramático, tal vez apresurado o cargado de miedo a lo que emprendíamos meses atrás; la aventura del matrimonio. Habían comenzado a surgir las primeras discusiones, esas que nos hace sentir el peso del mundo en los hombros; le fallé, me falló, nunca habíamos discutido así, ¿será que ya no me ama? Y hoy estamos hablando de 12 años de casados, y han pasado discusiones hasta peores, pero también se fueron cayendo mitos, contracturas, protocolos y dramas, lo cursi ha dejado lugar a la risa, el enamoramiento y la fascinación por el ideal le ha dado lugar al amor incondicional, ya no es un "te amo sí..." y es un "te amo más allá de..." ¿He sido justo con Ana en éstos 12 años? Para nada. Ha merecido mucho más, he sentido y siento que hace mucho más de lo que le he reconocido, a pesar de que siempre la he honrado, pero se ha tenido que bancar malos humores, injusticias, ninguneos, y hasta emisiones tóxicas de un esposo complicado, que la...