Deshumanizando a los humanos

Ver personas tomando café en el ómnibus; con su vasito térmico, me hizo pensar en como nos enroscamos en una rutina vertiginosa hasta verla como algo natural. Nos matamos por optimizar el tiempo con inventos que nos "faciliten la vida", y sin embargo no tenemos tiempo, siquiera para desayunar en casa, almorzar en familia, o cenar. 
Con dos compañeros de trabajo; con los que almorzamos a la misma hora, nos obligamos a dejar el celular a la hora del almuerzo, y conversamos, el WhatsApp no se va a desactualizar porque no lo mire durante 10 minutos. Es más fácil subir videos concientizando sobre el abuso de la tecnología, y añorar las costumbres pasadas, pero ¿quién nos obliga a desayunar en el ómnibus? Hace un par de semanas subió un hombre al ómnibus y se sentó a mi lado, yo venía escuchando música; lo vi inquieto y como que me habló, ¿sabes que hice? Me saqué los auriculares y me dispuse a escuchar como un extraño me contaba su alegría de que va a ser papá. Creo que le hice un bien al escucharlo; si puedo escuchar un diálogo de dos horas en una película, o de una comedia, ¿por qué no habría de escuchar a otro extraño que necesita desahogarse? Nadie me obliga a estar zombie frente a una pantalla, no le puedo echar la culpa a "los tiempos que vivimos". Yo soy de la generación que recuerda fechas de cumpleaños sin necesidad de Facebook y que sigue mirando a los ojos. Oskar Dario

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