En su rincón- By Oskar Darío

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​En su rincón

Abandonado en el rincón
En las penumbras de la soledad
Olvidado, menospreciado y ninguneado
Se hallaba aquél que supo ser y ya no es.

Sus paredes escritas con frases lapidarias
"tienes nombre de que vives, pero estás muerto" 
"supiste rescatar a los que se encontraban como tú" 
"hoy golpeas el aire, y ya nadie quiere escucharte".

Su armadura desgastada yace en el suelo, 
oxidada, triste, magullada.
Esa que supo recibir golpes, apagar encendidas flechas, 
cubrir espaldas descubiertas, y que hoy está en desuso.

Los barrotes de su cárcel, grises,
denuncian sus renuncias, su condición actual, su abandono.
Se ilusiona cuando el guardia le saca de su celda,
pero es para hacer trabajos específicos, efímeros, breves,
y el tic tac; que siempre trabaja cansino, 
en estos momentos se acelera, no le deja disfrutar,
le hace sentir que esa ilusión ya se va a terminar.

Vuelto al sinsabor de su rincón,
en el eco de las paredes 
que se opaca en el retiñir de su alma,
dispone su cuerpo a dormir.
Su almohada de piedra es lo más suave
que ha experimentado en su letargo espiritual, 
¿es lo que merece?, le hace cuestionar.

Pero oye su voz, ¡es él! no olvidó su promesa, 
realmente vino a su defensa!
- Vístete, calzate, levanta ese escudo, y prepárate, es tiempo de marchar.
Y en el largo pasillo que da a la libertad, 
su cara de pesar, su lentitud al caminar y una confesión que tiene que expresar:
 -No creí que volverías, no creí que cumplirías, ya no creía en vos...
Y una sonrisa calma, empática y tierna, su mano derecha en su hombro y un dulce susurro al oído:
 -Yo nunca, nunca perdí la fe en vos

Oskar Darío

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