Perdón solo se le pide a Dios
"Usted a mi no me pida perdón, porque yo no puedo perdonar, usted no tiene que pedir perdón a nadie, solo a Dios."
Así comenzó un pequeño intercambio teológico con una persona, quien hacía acercar a su hijo de 30 años como principal testigo de su filosofía y legado acerca del perdón. A mis hijos siempre les enseñé que solo a Dios se le pide perdón; decía, ante un infalible testigo que sonreía conociendo a quienes "peléabamos" en defensa de los puntos de vista.
Luego de una buena discusión, de esas que se dan con respeto y hasta alguna chanza; obedeciendo a mi forma reflexiva de ser, que no me alcanza con discutir sino que eso queda rondando en mi cabeza, que aunque haya presentado argumentos, estos siguen apareciendo y despiertan aún mas sed por la verdad, fue que decidí escribir sobre el tema.
Los cristianos conocemos lo que Jesús dejó como un modelo de oración, y hay religiones, como la católica, que la llama "Padre nuestro", utilizándola como un rezo que repiten para acercarse a Dios.
Lo cierto es que ese modelo de oración que enseñó el Maestro por excelencia, es más que eso, más que una simple repetición que muchas veces termina siendo vana, ¿por qué? porque esa oración es también un estilo de vida.
Santificamos a Dios, reconociendo su soberanía, Él reina desde los cielos, pero también en la tierra, Su reino se ha acercado a nosotros por medio de Jesucristo y hacemos su voluntad gracias a la intervención del Espíritu Santo. Pero no dejamos librado todo al obrar de Dios, sino que, como en todo pacto, son 2 partes las que tienen que cumplir su responsabilidad. ¿Qué tiene que ver esto con el perdón? La versión Dios Habla Hoy; como otras versiones, dice así: Perdónanos el mal que hemos hecho, así como nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho mal. (Mateo 6:12; Biblia Dios Habla Hoy).
Entonces, ¿quién debe perdonar? y ¿a quién se debe perdonar? Antes de irme del "Padre Nuestro" quiero resaltar este pasaje, que es prácticamente una condición ineludible, Dios perdona de la misma forma en que nosotros perdonamos el daño que nos causaron.
Siempre he pensado en esto, y me parece que el ser humano en su egocentrismo ha creado religiones con imagen y semejanza humana, amoldando así a Dios, según las necesidades personales; prueba de eso es la frase "creo en dios a mi manera".
Hemos huído a la responsabilidad del daño que puedo causar a las personas. Si yo le fallo a una persona, a quien le causo daño es; primeramente a mí, obviamente, pero en mayor escala, a la persona en cuestión. Entonces, yo me acerco a Dios en oración y le digo: Señor, perdoná los insultos, el engaño, y el daño que le hice a "Fulanito". Amén...Entonces me levanto, me limpio el bigote, y sigo mi camino, habiendo limpiado MI conciencia, pero: ¿y Fulanito? ¿No tengo acaso la responsabilidad y obligación de reparar el daño que también a él le causé?. Me llama mucho la atención el Antiguo Testamento en el que Dios está organizando al pueblo de Israel para que sea una nación civilizada, y sus leyes, no son solo espirituales, sino hasta de higiene personal. Entre ellas están los conocidos 10 mandamientos, divididos entre mis derechos y obligaciones hacia el cielo, y los mismos en la tierra. Los primeros cinco son de responsabilidad ante Dios, y los otros cinco hacia mi prójimo, a Dios le importa mucho la relación que tengo con las personas, y como en toda relación, en algún momento se necesita del perdón, tanto para aplicarlo yo, como recurrir a él para ser redimido de mis faltas.
Por un lado tenemos a aquellos religiosos que se escandalizaron mientras Jesús priorizaba el perdón ante la sanidad de aquél paralítico que fue traído por sus amigos para ser sanado por el Señor: "Tus pecados te son perdonados", antes que tomar su lecho y andar. ¿Quién puede perdonar pecados si no es Dios? Muy maestros de la ley, manejaban las Escrituras con tal facilidad pero no se dieron cuenta que estaban ante el mismo Dios hecho hombre!!! Pero mas adelante se acerca Pedro, ese pescador que sacaba de Jesús las mas poderosas enseñanzas, porque éste primero le hacía preguntas sinceras, dignas de alguien que quería aprender, que tenía una sed verdadera y era consciente de que necesitaba cambiar. ¿Cuantas veces debo perdonar a mi hermano, siete?; decía éste humilde pescador, creyendo que perdonar siete veces era una gran hazaña.....hago una pausa para imaginarme a Jesús sonriendo, meneando su cabeza......Pedro, Pedrito, mi negro, siete veces es muy poco, tenés que perdonarle setenta veces siete. Tal vez si había algún fariseo en la vuelta, comenzó a hacer cuentas, llegando a la conclusión de que se debe perdonar 490 veces, porque todo lo que se hace en base a religión y no por medio de una relación con Jesús, se hace a través de una letra muerta y fría que no da vida como sí lo hace el Espíritu. Primero, Jesús no le dijo: no debes perdonar a tu hermano, sino que a eso le suma una cifra simbólica que demuestra un infinito perdón.
Y para ir redondeando, se me venía a la mente aquél hijo pródigo al que se refirió Jesús por medio de una ilustración: "He pecado contra el cielo y contra ti", era la confesión ensayada por éste hijo. Le pediría perdón "al cielo", pero sabía que debía restaurar su relación con aquél a quien había dañado en la tierra, nada menos que su padre. Es nuestra responsabilidad, tanto perdonar como pedir perdón, y estoy seguro que para Dios es demasiado importante, porque las guerras comienzan desde un corazón sin paz. Me da gusto saber que mi vida le pertenece a un Dios que aborrece la hipocresía y dice que antes de levantar mis manos y ofrecer sacrificio a Dios, arregle primero las cosas con mi hermano. De nada sirve mi adoración a Dios si aún tengo cosas pendientes con mi hermano, y para subsanar esa situación no hay otro camino que dar y recibir PERDÓN.
Oskar Darío Díaz; pastor.
www.oskardario.blogspot.com
Excelente (y)
ResponderEliminar