Lo que Juan dice de Pedro

Lo que Juan dice de Pedro- By Oskar Darío

Reza un dicho popular: "Lo que Juan dice de Pedro, habla más de Juan que de Pedro".
Me dejó haciendo ruido un pasaje que escuché ayer. Y claro, sería fácil hablar de la actitud de los demás; por lo general es la más cómoda. Pero cuando estás dentro de una "atmósfera" que te lleva a querer ser todos los días una mejor versión de vos, es inevitable mirarse al espejo, porque ¿Cómo he de saber si estoy despeinado si no miro mi reflejo?
Hay diferentes tipos de "espejos", vos podés tener aquél "espejito espejito" que te va a decir que sos la mejor persona del mundo, vas a mirar una fotografía de Brad Pitt, o te vas a mirar en uno real. 
Hay una historia de un hombre llamado Roboam, quien antes de ser proclamado rey se encontró con una situación en la que el pueblo le pedía que aligerara la carga tributaria, que su padre Salomón, les había impuesto. Su primera actitud fue la de pedirles tres días para responderles (capo el tipo).
El primer consejo que pidió fue a los ancianos que habían servido a su padre, quienes les dijeron que si les aligeraba la carga, éstos le iban a servir de por vida, fielmente. No conforme con ésto, fue a pedirle consejo a los jóvenes que se habían criado con él, los cuales le dijeron todo lo contrario:
- Partilos al medio, mostrales quien manda, poneles el doble de carga!
En resumen, el consejo que siguió fue el segundo, con consecuencias devastadoras; una rebelión, un reino dividido y muchas muertes. (Puede leer el relato Aquí)
Si lo que vemos en el espejo es un reflejo fiel, veré siempre algo que corregir, no desde la lástima ni el auto-boicot, sino desde la sinceridad de saber que somos seres imperfectos y siempre cometemos errores. 
Entonces: Una persona que vive quejándose de otras, que vive rezongando, con el ceño fruncido constantemente, cuyo estado civil es: Amargado y su desayuno más dulce es el vinagre,  que habla mal de otras personas, encontrando siempre errores en los demás, no está haciendo otra cosa, que hablando de sí mismo, y en ese espejo me miro a mí mismo. 
El que desconfía de todo el mundo, probablemente tuvo una mala experiencia, pero se quedó ahí, estancado en ese suceso, no lo superó. El que murmura, piensa que todo el mundo lo hace. El que es infiel a su cónyuge, suele ser el más enfermo de celos, porque cree que ésta le va a ser infiel ni bien tenga la oportunidad. Y un largo etc. que tendríamos para agregar a los perseguidos por sus temores de recibir lo mismo que dan. 
Ese es el espejo que debo mirar. Si hablo mal de los demás, estoy reflejando la realidad de lo que yo soy, no de lo que son ellos. Si temo que me hagan algo, es porque tal vez, si tengo la oportunidad de hacerlo, lo haría. Integridad es hacer lo correcto cuando nadie me está viendo.
Por eso, cuando escucho a Juan, hablar de Pedro, veo el reflejo de lo que es Juan, no una foto de Pedro.
Y me despido con el pasaje que me dejó haciendo ruido:
"Todo es limpio para los que viven limpiamente; todo es sucio, en cambio, para los manchados y los incrédulos, pues tienen manchadas su mente y su conciencia. Dicen que conocen a Dios, pero sus obras lo desmienten ya que son odiosos, obstinados e incapaces de hacer algo bueno"Tito 1:15-16 BHTI

Gracias por leer.

Oskar Darío


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