11 de noviembre, Bodas de seda

¿Qué nos está pasando? Un tono melodramático, tal vez apresurado o cargado de miedo a lo que emprendíamos meses atrás; la aventura del matrimonio. Habían comenzado a surgir las primeras discusiones, esas que nos hace sentir el peso del mundo en los hombros; le fallé, me falló, nunca habíamos discutido así, ¿será que ya no me ama? Y hoy estamos hablando de 12 años de casados, y han pasado discusiones hasta peores, pero también se fueron cayendo mitos, contracturas, protocolos y dramas, lo cursi ha dejado lugar a la risa, el enamoramiento y la fascinación por el ideal le ha dado lugar al amor incondicional, ya no es un "te amo sí..." y es un "te amo más allá de..."
¿He sido justo con Ana en éstos 12 años? Para nada. Ha merecido mucho más, he sentido y siento que hace mucho más de lo que le he reconocido, a pesar de que siempre la he honrado, pero se ha tenido que bancar malos humores, injusticias, ninguneos, y hasta emisiones tóxicas de un esposo complicado, que la ama como a nadie amó en éste mundo pero que no la ha cuidado como su tesoro mas preciado.
¿Por qué sigue conmigo? Me lo he preguntado muchas veces y eso es lo que la hace más especial. En un mundo que ha hecho todo desechable y que los valores se han relativizado, ella permanece fiel a mi lado, el amor se ha revitalizado, porque cuando las papas han quemado, cuando malas decisiones he tomado, sin condiciones, siempre ha acompañado.
¿Podría amar a otra mujer como la amo? No lo creo. Pasamos de lo efímero a lo inconmovible, de lo pasajero a lo inmarcesible, y así, sin darnos cuenta, construimos una fortaleza con cimientos firmes, teniendo a Jesucristo como piedra fundamental de nuestra vida y relación, que te hace valorar mucho más a quien tenés a tu lado y de la forma en que se ha solidificado. Oportunidades de correr tras lo sensual, tras fascinaciones, tras el engaño, siempre las hay, tentaciones en momentos difíciles de la relación, de creer que otra persona te puede dar lo que en ese momento ella no, pero prevaleció el compromiso, el amor y el sentido común, ¡no puedo ser tan estúpido de perder en 5 minutos un regalo que recibí hace tantos años! Y así hemos mantenido la exclusividad, esa misma con la que llegamos al altar, y 12 años después...bueno, hay detalles que no puedo contar. Hay pasión, hay picardía, hay complicidad, hay una madurez que no siempre es seriedad, hay silencios que con miradas se pueden interpretar. Somos un matrimonio feliz, que seguimos discutiendo, me sigue bancando, y de a ratos seguramente despierto un instinto asesino en ella y ganas de verme colgado (espero que no sea tan drástico). De verdad no somos ni queremos mostrarnos perfectos, somos locos, tenemos grietas, debilidades y rabietas como cualquier mortal, y seguimos teniendo diferencias, puntos calientes que si se tocan activan Hiroshima y Nagasaki en el living del hogar y que pueden desatar una guerra fría de días, hasta que viene la reconciliación, la confesión, el reconocimiento del error, sí, ya mencioné la reconciliación; tampoco voy a detallar.
Y estoy en mi trabajo y sigo mirando tus fotos y repito como un loco la canción de Lerner "Amarte así", aunque a veces se atraviesa Gilda diciendo "no me arrepiento de éste amor".
Doce años, nos casamos jóvenes y seguimos siéndolo, nos casamos siendo amigos y ahora somos cómplices en todo. Ya no te digo princesa pero de one te hiciste reina, y con una familia que amamos te sigo diciendo: "si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo, y en la calle codo a codo, somos mucho más que dos". Feliz Aniversario!
Por siempre...Oskar Darío

Comentarios

Entradas populares de este blog

Perdón solo se le pide a Dios

Lo que Juan dice de Pedro

Cuando allá se pase lista. ( Por Oskar Darío)